El teatro social de posguerra (II). Teatro social y teatro poético
Dentro del pobre panorama teatral de la posguerra (
ver t41), Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre marcan dos hitos históricos en el teatro social y político de esta época. Movidos por su instinto de rebelión, muestran su disconformidad con el sistema vigente a través de sus escritos. Son dos formas diferentes de entender la protesta: política, en el caso de Sastre; social, en el de Buero Vallejo. En el extremo contrario, pero también como muestra de rechazo hacia la sociedad contemporánea, autores como Alejandro Casona y Antonio Gala llenaron sus obras de poeticidad y simbolismo.
Antonio Buero Vallejo
Cuando Buero Vallejo estrena
Historia de una escalera en 1949 nace un nuevo drama que, arraigado en la
realidad inmediata, va en busca de la verdad y pretende remover la conciencia española.
El tema común que liga toda su producción es la
tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista social, ético y moral.
Su obra se clasifica en:
- Teatro simbolista: En la ardiente oscuridad, La tejedora de sueños.
- Teatro de crítica social: analiza la sociedad con todas sus injusticias, mentiras y violencias: Historia de una escalera, Hoy es fiesta (1956), Las cartas boca abajo (1957), La fundación (1964) y El tragaluz (1967).
- Dramas históricos: en ellos, Buero utiliza la historia como «espejo» de situaciones del presente: Un soñador para un pueblo (1960), El concierto de San Ovidio (1962) y El sueño de la razón (1970).
Antonio Buero Vallejo, fotografiado por Alfonso (1957). (Estudio Museo Alfonso).
Alfonso Sastre
Para Sastre, el teatro debía ser un instrumento de agitación y transformación de la sociedad.
Escuadra hacia la muerte (1953) supone su consagración como dramaturgo. En ella, como en
El pan de todos o
La mordaza, Sastre escribe un teatro con tintes existencialistas. En otras obras (
El cubo de basura,Tierra roja o
Muerte en el barrio) se inclina por el realismo crítico de denuncia.
Los dramas de entre 1965 y 1972 están recogidos en
Teatro penúltimo. Se caracterizan por una renovación en la puesta en escena y porque la acción se desarrolla en épocas anteriores. Debido a razones políticas, muchas de sus obras no se representaron. Las referencias directas o indirectas a la situación española le impidieron estar en cartel.
Alejandro Casona
Los rasgos poéticos y la expresión lírica están más o menos presentes en todas sus obras, que se pueden dividir en dos bloques:
teatro fantástico y
teatro pedagógico.
Teatro fantásticoPodemos llamar teatro fantástico a la creación de una atmósfera irreal y mágica a través del lenguaje poético, donde se analiza la relación entre realidad y fantasía, el misterio y los sueños.
El mundo de lo real y lo imaginario forma parte de
La sirena varada (1933),
Prohibido suicidarse en primavera (1937) y
Los árboles mueren de pie (1937). El tema de los sueños aparece en
La llave del desván y
Siete gritos en el mar.
También pertenecen al teatro fantástico
Otra vez el diablo y
La barca sin pescador.
Antonio Gala
Los temas recurrentes en la obra de Gala son la frustración y la soledad.
Gala manifiesta una simbología compleja, no tanto por su significado como por su vaguedad e inconcreción.
Su primera obra es
Los campos del Edén (1963), premio Calderón de la Barca. Otras obras importantes son:
El sol del hormiguero (1966), fábula político-social;
Noviembre y un poco de yerba (1967), que recoge el drama de la Guerra Civil;
El caracol en el espejo (1970), donde analiza el sentimiento de frustración;
Los buenos días perdidos (1972); y
Anillos para una dama (1973), drama histórico en el que recrea la vida de doña Jimena, una vez muerto el Cid.
Teatro pedagógico
En estas obras Casona intenta comunicar determinadas ideas de índole pedagógica. Así,
Nuestra Natacha (1935) es un cántico al amor y a la comprensión como método de enseñanza para los jóvenes conflictivos.
La tercera palabra (1953) trata de la educación de un hombre criado en la naturaleza.
Escenografía de Francisco Nieva para
Los buenos días perdidos, de Antonio Gala. (Museo Nacional del Teatro, Almagro. Ministerio de Educación y Cultura).
Antonio Gala
Antonio Gala nace en Córdoba en 1936. Licenciado en Derecho, Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Económicas, desde 1963 se dedica por entero a la literatura. Ha cultivado todos los géneros: la poesía (
Enemigo íntimo, Sonetos a Zubia), la novela (
El manuscrito carmesí, La pasión turca), el guión televisivo y el periodismo (
Charlas con Troylo, etc.), además del teatro.